El tren se puso en marcha... creí que no llegaba, fué cuándo empezé a correr a ver si podía saltar a un vagón, pero me dí cuenta de que no había pagado los billetes. Fué cuándo el tren aceleró y no me dió tiempo a subir, perdí el dinero y tuve que esperarme al día siguiente. De nuevo fuí a pedir otro billete y... ya no había más trenes hasta la semana próxima. Ese mismo día tenía una entrevista de trabajo y no pude asistir, ya me había pasado más veces y desde ese día aprendí a ir a las entrevistas dos días antes.
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